Un control de calidad consiste en la implantación de procesos, programas, técnicas o herramientas dentro de una empresa, con el objetivo de mejorar el resultado final de los productos que fabrica o los servicios que ofrece. Se trata, en otras palabras, de asegurar el cuidado y mejora continua en la calidad para satisfacer a los clientes al máximo y conseguir los objetivos de la empresa.

En términos de Industria 4.0, es habitual encontrarse con términos como “transformación digital”, a menudo ambiguos, pues es difícil identificar si realmente se “transforma” digitalmente los procesos que se llevan a cabo en una fábrica (incluidos los controles de calidad).

¿Cómo digitalizar los controles de calidad?

En lugar de “transformación digital”, hay quien prefiere utilizar un término mucho más concreto: “digitalización”. La digitalización implica no tener que cambiar ningún tipo de proceso existente, sino aportar herramientas digitales que ayuden a llevarlo a cabo de una forma más eficiente y segura, con el impacto en el ROI que conlleva.

Dentro del ámbito industrial, es habitual encontrarse a operarios de Calidad rellenando formularios en papel para verificar el buen estado de un producto. Documentos que, habitualmente, deben después digitalizar en alguna herramienta destinada para ello, con el tiempo que eso conlleva.

Además, en ocasiones, la supervisión de estos controles de calidad solo se puede realizar confiando al 100% en el buen hacer del operario, pero sin la posibilidad de poder auditarles de ninguna otra manera.

Evidencias: quién hace qué, cuándo hace qué y cómo hace qué

Actualmente, existen en el mercado soluciones que permiten digitalizar procesos industriales, entre ellos los controles de calidad, ofreciendo diferentes herramientas para, por un lado, la realización homogénea de estos controles, y por otro, dejar evidencias de quién, cuándo y cómo lo ha realizado, reduciendo al máximo cualquier error y permitiendo “controlar” estos controles de calidad.