La validación de producto es un proceso que nos ayuda a eliminar cualquier tipo de duda o incertidumbre y a asegurarnos de utilizar los recursos de forma eficaz para fabricarlo o desarrollarlo.

A la hora de innovar, la validación de producto se erige como una parte fundamental, previa a la fabricación en volumen y lanzamiento. El mercado ha llegado a esta conclusión después de años donde las prácticas eran diferentes, más centradas en “fallar rápido y fallar barato” para llegar cuanto antes al producto 100% terminado (sobre todo en sectores donde resultaba muy económico el desarrollo y puesta en marcha).

Sin embargo, la experiencia ha demostrado que incluso en estos escenarios es más que recomendable identificar y eliminar riesgos para poder fabricar y lanzar el producto de la mejor manera posible.

Validación de producto de forma remota

En una definición más académica, la validación de producto consiste en la identificación de un (concepto de) producto que implementar, para después fabricar un producto que valga la pena escalar (fabricar, distribuir, comercializar… en volumen).

Como parte del proceso de validación de producto (necesario, como hemos visto), el uso de herramientas de comunicación en remoto permite incluso dar una vuelta de tuerca más y reducir no solo el tiempo necesario para validar un producto, sino también los costes asociados.

Es decir, permite cuestionarse y redefinir la propia validación del producto. En contextos donde las empresas tienen que estar más pendientes que nunca de la cuenta de resultados (por la escalada de precios, el acceso a las materias primas, el coste de los carburantes, etc…), tener la posibilidad de realizar estas validaciones de producto de forma remota permite ahorrar desplazamientos y los costes asociados.